LA LECHUGA EN AVICULTURA
Sobre el uso de la lechuga, otros vegetales y frutas en la
alimentación de nuestras aves, especialmente psitácidos, existen
sorprendentemente aún en nuestros días, viejos tópicos infundamentados, o
mejor dicho, fundamentados en la ignorancia de nuestros ancestros, poco
justificable en nuestros días.
Estos viejos tópicos vienen a decir, entre otras
cosas, que la lechuga causa diarrea o que la composición de la lechuga es
exclusivamente agua, sin ningún otro componente más. Crasos errores ambos.
Antes de entrar en materia, reflexionemos sobre los
hábitos alimenticios de las psitácidas y sus requerimientos.
Las psitácidas poseen un tubo digestivo propio de
los herbívoros, especialmente adaptado a dietas pobres en nutrientes y por
contra ricas en fibra. Solemos obsesionarnos en valores muy altos de proteínas
cuando en realidad sus requerimientos no llegan al 15% de estas sustancias. A su
vez, las proteínas se presentan en forma de aminoácidos, siendo los de
presentación de origen vegetal los más apropiados para su alimentación.
En la naturaleza, nuestras psitácidas (salvo
excepciones) se alimentan fundamentalmente de plantas en sus diferentes fases de
crecimiento: semillas recién germinadas, brotes tiernos, ramas, hojas, frutos,
flores y relegando a las épocas de sequía las semillas secas, que por ser más
fáciles de almacenar, constituyen la dieta básica de nuestras aves en
cautividad.
También conviene aclarar que las heces de nuestras
aves están formadas tanto por excreciones intestinales (heces propiamente
dicho) así como por excreciones urinarias (uratos). Ambas excreciones confluyen
en la cloaca, pero sus orígenes como vemos son bien distintos.
Pues bien, aclarado todo esto, entremos en materia:
La lechuga, cuya composición podemos comprobar en el cuadro siguiente, al igual que otros vegetales, constituye un aporte fantástico de nutrientes esenciales para nuestras aves, con un aporte calórico mínimo y una ingesta adecuada de fibra que facilita un correcto funcionamiento del tracto intestinal. Como vemos, es rica en vitaminas A, C, B1, B2, B3, B5, B6 y E y minerales como calcio, magnesio, fósforo, potasio, sodio, cobre hierro y zinc.
CUADRO DE COMPOSICIÓN DE LA LECHUGA (Schmitd-Hebbel)
Por cada 100 gr. |
COMPONENTE Agua
Carbohidratos
Proteínas
Lípidos
Calcio
Fósforo
Hierro
Potasio
Sodio
Vitamina A (valor)
Tiamina
Riboflavina
Niacina
Ácido Ascórbico
Valor Energético |
CONTENIDO
94%
2,10 gr.
1,60 gr.
0,20 gr.
68 mg.
45 mg.
11,10 mg.
400,17 mg.
9 mg.
2.600 UI
0,10 mg.
0,10 mg.
----
24 mg. 13 cal. |
Es cierto que en aves habituadas a una dieta monótona,
basada exclusivamente en semillas secas o extrusionados, al adicionar vegetales
a su dieta, pueden originar diarreas leves pasajeras, como consecuencia de una
ingesta masiva de éstos, provocando una modificación brusca de la dieta, para
la que la flora bacteriana no está preparada y que se subsana a medida que la
flora bacteriana de nuestras aves se adapta a la nueva dieta.
Conviene aclarar al tiempo, que la ingesta de
verduras y vegetales, ricos en agua, provocan heces más acuosas. Es decir, su
organismo, al recibir más cantidad de agua, debe excretarlo por vía urinaria.
Ello no tiene nada que ver con una diarrea, sino todo lo contrario. Las heces
normales de una psitácida se componen de las heces propiamente dichas, que
deben ser consistentes y formadas, de color verdoso oscuro, y de los uratos,
excreciones urinarias acuosas de color blanquecino o acuoso. La ingesta de
vegetales y frutas, nos garantiza así mismo una correcta hidratación del ave.
Las diarreas propiamente dichas producen excreciones en las que es difícil
distinguir los excrementos de los uratos, ya que los primeros son líquidos en
lugar de sólidos, a modo de sopa de guisantes.
De la misma manera, conviene indicar que la
composición de la lechuga, así como de otros vegetales, varía
considerablemente en función de la variedad, de la zona y métodos de cultivo y
de unas partes de la planta a otras. En el caso de la lechuga, desde en punto de
vista nutricional para las aves, la variedad más interesante es la romana y en
concreto sus hojas exteriores y más verdes.
En mi opinión, basándome en los criterios anteriormente expuestos y en mi experiencia personal, considero que los vegetales, incluida la lechuga, constituyen un complemento indispensable en la dieta de nuestras aves, especialmente en periodo reproductor y en concreto en la cría de los polluelos.
Es un pequeño artículo que encontré en un foro, pero cuyo autor no logro encontrar. Si es usted, por favor póngase en contacto conmigo para reflejarlo aquí.